A todos nos gusta conocer la calidad en el vino que compramos, lo cual no siempre es sencillo porque a la hora de evaluar un buen vino entra en escena la subjetividad.
Sin embargo, sí que hay una serie de parámetros que nos sirven para poder decir que un vino es bueno, algo a lo que también puede ayudarnos la información que viene en la etiqueta.
Lo primero que tendremos en cuenta es que debemos comprarlo en tiendas o superficies especializadas para asegurarnos de que el vino ha seguido una trayectoria desde la bodega hasta la tienda en las debidas condiciones para su conservación y de que nos lo van a ofrecer en su óptimo momento de consumo.
¿En qué debemos fijarnos para escoger un buen vino?
Debemos de tener claro qué vino buscamos: si lo queremos dulce, seco, espumoso, tranquilo o con qué comida lo vamos a maridar por ejemplo (aunque aquí para gustos, colores). Y también en qué rango de precios nos movemos.
Si tenemos la oportunidad de catarlo previa compra, tendremos en cuenta algunos puntos importantes.
Color
El color del vino va acorde con el tipo de uva, la variedad y el proceso de elaboración.
Aquí, en lo que más tenemos que fijarnos es en que sea brillante y límpido, que no presente un aspecto que no se corresponde con su “edad” o con la variedad. Una mala señal sería encontrarnos con un vino tinto que sale turbio de la botella o un blanco joven con matices dorados o anaranjados por ejemplo. Mientras que en un tinto joven encontraremos matices violáceos, en un crianza éstos se pierden dando paso a rojo cereza y de ahí en adelante..
Posos
Pese a lo que se suele pensar, los posos no son sinónimo de mala calidad en el vino ni tienen que ver con la forma en que se ha guardado el vino. Son levaduras residuales y otras partículas sólidas que han precipitado durante la crianza (conocidas enológicamente como sedimentos, tártaros o lías) Si los vemos en nuestra botella, sepamos que es de lo más normal sobre todo en vinos de larga crianza. Si no nos agrada estéticamente, siempre se puede evitar que caigan en la copa.
Aromas
La calidad en el vino también la notamos en el aroma, después de su apariencia, es la carta de presentación y un punto muy importante directamente vinculado a la calidad, tanto es así que más adelante publicaremos para adentrarnos con más detalle en este punto.
A priori, lo principal es que no aparezcan defectos, entre los más comunes y fáciles de detectar encontramos sulfhídrico (huevo podrido), acético (vinagre), TCA (olor a corcho), brettanomyces (cuero, sudor, cuadra). Nada más ponerlo en la copa, el olor debe ser agradable, independientemente de la tipicidad aromática que se corresponda con el tipo de vino que hemos escogido. A partir de aquí podemos agitar la copa y tratar de definir qué detectamos y si se corresponde o no con el tipo de vino escogido. Por ejemplo, un tinto joven presentará aromas más lácteos y de fruta fresca, mientras que un crianza tendrá aromas a madera, tostados, frutas confitadas y especias entre otros…
Equilibrio
El equilibrio es fundamental para un buen vino. Los elementos como la acidez, el grado alcohólico y la astringencia deben estar bien combinados, sin que uno destaque sobre otro.
Si notamos uno muy por encima del resto, ese vino no está equilibrado aunque en la etiqueta diga que es excelente.
Gusto
En la fase gustativa de la cata, queremos reconocer los diferentes sabores, intensidad y volumen del vino escogido para comprobar si es equilibrado y armónico, lo que dará ese punto diferenciador a un buen vino. Notarás en boca si existe una relación equilibrada entre dulzor, acidez, astringencia y grado alcohólico.
Persistencia
Sabemos que un vino persistente es un vino que ofrece un conjunto de sensaciones gustativas que se mantienen ya sea más o menos tiempo en boca.
Se dice que un vino tiene persistencia baja si su sensación en la boca después de haberlo tragado / escupido no pasa de 3 segundos. Tiene persistencia media si esta sensación dura entre 3 y 6 segundos, y tiene persistencia alta si su sensación dura más de 6 segundos.
La persistencia alta se viene ligada a maceraciones largas durante la fermentación alcohólica y con el tiempo en barrica.
¿Cómo saber si un vino es bueno por la etiqueta?
La etiqueta nos puede dar algunos indicios para conocer la calidad de ese vino en concreto, en ella se suele dar información sobre la variedad, la añada, la procedencia, e incluso una breve descripción con los matices predominantes.
En el sistema de sellos de calidad y denominaciones en España, hay diversas categorías y niveles de calidad para los vinos, que pueden variar según la región y las normativas específicas. Aunque en este artículo no especificamos sobre esto, podemos mencionar dos de las más conocidas, como las IGP (indicación geográfica protegida: son vinos que se producen en zonas geográficas específicas pero con regulaciones menos estrictas que los vinos con DO) y las DO (denominación de origen: categoría principal que se aplica a vinos que cumplen con los estándares de calidad y características específicas de una región vinícola. Cada DOP tiene un conjunto específico de regulaciones que cubren todo, desde las variedades de uvas que se pueden usar hasta las técnicas de vinificación).
Elegir un vino que pertenezca a una denominación de origen es una manera de saber que estamos ante un vino que se ha elaborado bajo unos criterios de calidad específicos y regulados de manera estricta y oficial, y por lo tanto esto nos garantiza calidad.
Dentro de nuestro país tenemos alrededor de 70 denominaciones de origen, y cada una de ellas tiene establecidas sus normas, por así decirlo, que dan a sus vinos una tipicidad y carácter especiales. En cada denominación podemos encontrar una gran diversidad de estilos y variedades y quizás nuestro gusto se decante más por una u otra, sencillamente porque nos guste más una variedad, o un vino más bien ligero, o bien otro que tenga un grado alcohólico moderado.
Por así decirlo, en el caso de que no conozcamos ese vino, si encontramos el sello, sabremos que la calidad en el vino es buena con independencia de su precio.
En conclusión, evaluar la calidad de un vino implica observar aspectos como el color, los posos, el aroma, el equilibrio y la persistencia en el sabor, así como informarse a través de la etiqueta. Para aquellos entusiastas del vino que no solo disfrutan de su degustación, sino que también se interesan en su proceso de elaboración, Francisco Sanahuja Maquinaria ofrece la oportunidad perfecta. Especializados en maquinaria para la producción de vino, brindamos la posibilidad de explorar y conocer el fascinante mundo de la vinicultura desde tu hogar. Si te apasiona el vino y deseas sumergirte más en sus secretos productivos, visita Francisco Sanahuja Maquinaria y descubre cómo puedes comenzar a crear tus propias botellas de vino, combinando arte, tradición y tecnología.
Y por último, no podemos dejar de decirte que… ¡el mejor vino es el que más te gusta a ti!
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